Strangers in the bondi

Posted by Perra Latosa | Posted in , , , | Posted on 2:27

0



Viajando parada en la línea 17, me tocó presenciar un momento gracioso: Un señor que viajaba plácidamente dormido, bruscamente pegó un grito a la par que agitaba sus brazos como aspas hacia los lados provocándole tremendo susto a su compañera –accidental- de asiento (así contado seguro no tiene tanta gracia como el presenciarlo). Evidentemente tuvo algún sueño o pesadilla que lo sobresaltó.

La cosa es que, inmediatamente y vaya a saber porqué designio, todos quienes íbamos parados junto a esa hilera de asientos nos cruzamos una rápida mirada, una sonrisa cómplice hasta derivar en una risa ahogada en nuestros ya agotados brazos. La cosa es que mientras duró el periplo cada vez que nos mirábamos volvíamos a tentarnos estableciendo una especie de complicidad ad hoc.

Eso me llevó a pensar en las múltiples relaciones esporádicas que establecemos en el día a día con otros seres de los cuales poco y nada sabemos.

Trazando un caprichoso paralelo empresarial, podría decirse que es una suerte de UTE (Unión Transitoria de Empresas) pero humana, una afinidad, una afectio no buscada deliberadamente en este caso, pero encontrada.

Y recordé en cuántas oportunidades nos ocurre que sentimos la complicidad del otro para manifestar nuestro desagrado o nuestra gracia o simplemente para hacer más llevadero el momento. Con caritas de fastidio, con gestitos de “¡qué hambre!” (mordiendo con los dientes superiores el labio inferior), con muecas, risas e incluso palabras para compartir nuestro agobio o alegría del momento, todos esos recursos dispuestos para comunicarnos con nuestros involuntarios cómplices .

Filas de Bancos, de bondis, trámites varios, salas de espera de médicos, accidentes, en fin, todos esas ocasiones se presentan propicias para el nacimien to de estas relaciones que por lo general están destinadas a perecer, desvaneciéndose ni bien termine el acontecimiento que nos convoca.

Tácitas o explícitas; fútiles o trascendentes; exiguas o no, sin dudas tienen la virtud de compartir nuestro sentir en las vicisitudes cotidianas, de ser testigos de nuestra futura anécdota para ser narrada a aquéllos que comparten mucho más tiempo en nuestras vidas, de estar en una efímera empatía. Este es el homenaje que les rindo que, como lo amerita su naturaleza, sólo dura un post.


Comments (0)