Suelta

Posted by Perra Latosa | Posted in , , , , , | Posted on 14:53

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"Agua que no has de beber, déjala correr"


Hicieron falta muchas lágrimas, para hacer carne algo que siempre llevé de manera inconciente: no aferrarme a nada. Ni a las cosas, ni las personas, ni a las relaciones. Menos a aquellas que, presentidas o evidentemente, son inconducentes. Desde chica sabía que no debía hacerlo pero aún así insistí vanamente, tuvieron que ser muchas las cosas perdidas o que temí perder para que ahora y ya en edad adulta, comprendiera que no es reteniendo ni forzando las circunstancias como nos podemos arrimar a los estados de felicidad ni a lograr relaciones satisfactorias. Los títulos de propiedad sólo sirven para los valores materiales, pero las cosas que generan bienestar y placer son inasibles, etéreas y es permitiéndoles seguir su curso como se logra que ellas arriben y se adecuen a nuestra marcha. No por mucho que reguemos un brote, tendremos una planta de un día para el otro. Al contrario, corremos el riesgo de ahogarlas en el intento de lograr nuestro propósito. Para más, las mayores satisfacciones suelen comprobarse y apreciarse cuando permitimos que el tiempo haga lo suyo y no interferimos entrometiéndonos en exceso.

Quizá esa dificultad para comprenderlo haya tenido que ver con mi percepción -demasiado- exigua del tiempo, que me lleva a desligarme lo más rápido posible de las cosas que me pesan y entorpecen mi marcha, o tal vez con mi noción evolutiva de las situaciones o simplemente intento anticiparme -y amortiguar el consecuente dolor- de la pérdida inexorable, todo junto o separado, no lo sé. Lo que sí sé es que nada, absolutamente nada, se mantiene inalterable y que ningún esfuerzo de nuestra parte puede alterar esta cuestión.

Y está bueno que así sea, al menos me ha sido muy útil para comprender, soportar y superar muchas circunstancias desfavorables y saborear profundamente las buenas, porque sé que también pasará y el tiempo irá colocando las cosas en su lugar que no siempre es aquel que repletos de expectativas, acondicionamos.

Tampoco es que soy una androide (bueno, más o menos) y no he forzado cosas. Es que claro, me encantan las montañas rusas, las emociones fuertes y por tanto, no soporto las mesetas ni las llanuras en donde no diviso nada en el horizonte. Estar por mucho tiempo en un estado de indefinición me corroe el ánimo, el interés, el deseo decae en definitiva.  No es nada que me enorgullezca, aclaro, porque es una lucha que aún sostengo. Tengo la pésima costumbre de forzar las que para mí, son situaciones indefinidas y que no me aportan nada, sin importar cuánta cálida comodidad del presente que toque, sacrifique. He cometido innumerables torpezas, herido a otros y a mí, por andar tentando al destino con mi ansiedad por que todo pase...rápido. Perdí muchas cosas que valoraba por este vicio de jugar empedernidamente con las circunstancias, apostando al todo o nada en cada jugada.

De alguna manera siempre pude presentir que podría arruinarlo todo con cada movimiento en falso.  Si sirve de atenuante, vale aclarar que si bien amo sentirme expectante, "deseante y deseosa" sé que como en todos los órdenes de la vida las cosas nacen, crecen, maduran y mueren y no veo como algo natural mantenerse por mucho en uno de estos estadios sin importar cuánto placer nos haya aportado...y yo jamás hubiera podido desempeñar el papel de Penélope. Ella era sumamente paciente y yo tengo ese problemita con el tiempo. Tampoco sé tejer, bordar y esas cosas que hacían las mujeres cuando estaban haciendo huevo en los tiempos de la Odisea.

El deseo es inspirador, nos pone creativos, nos impulsa pero si la concreción se dilata en extremo, nos frustra  y lo peor, la ansiedad puede despertar la necesidad de posesión, que sólo agrava el cuadro, algo de lo que siempre busqué desligarme. No me interesa. El afan de poseer cuando median las emociones, sólo dispara en nosotros cosas que nos degradan, y tienen la aptitud de exponer nuestro peor costado: los celos, la envidia, la soberbia, el orgullo, la ira.  Si además son pecados capitales, en mi caso, claramente es sólo una coincidencia.
"Lo que deba ser, será"

Más allá del fatalismo que trasluce esta frase, fue entregando las situaciones, abandonando la lucha por sostener cosas que estaban fuera de mi poder  mantener o que requerían de una reciprocidad que no llegaba, cuando finalmente tomaron su cauce. No siempre obtuve lo que quise ni se resolvieron como pretendía pero liberada de la carga que me imponía la ansiedad, yo también avancé y pude ver las cosas desde otro lugar en donde ya no me importaban o no me afectaban tanto. No me morí que es lo único que no puedo solucionar, y se que tengo la fuerza para poder superar casi todo. Es la paciencia la virtud que debo seguir alimentando, la clave para resolver muchos de los dilemas que se me han puesto enfrente y la que me ha ayudado a lograr no siempre la felicidad, pero sí me han acercado a la paz que es algo que tengo aún en mayor estima. A una la concibo como intermitente, a la otra como una meta.

"No hay mal que dure cien años"


Y no, más vale. Aunque el ¿optimismo? que encierre este adagio peque de extrema simpleza, es verdad. Todo más acá o más allá en la línea del tiempo, se supera y no hay nada ni nadie que nos afecte que no pueda extraviarse en la nube del olvido que es ese lugar a donde va a parar todo lo que no nos sirve en nuestro plan de vida. Me temo que eso sucede también con las cosas buenas. Nadie zafa de él, así de implacable es. Ni yo, que cada tanto tengo que recordar quién soy y hasta dónde llegué para no perder el rumbo.


Por eso, el olvido es ingrato en muchas ocasiones pero es necesario saber que existe, precisamente, para no sentirnos condicionados a asirnos por temor a no poder soportar la pérdida o el desapego.
 
"Si amas algo, déjalo libre.."

Solo la libertad, nos permite optar. No te aferres. Yo quiero que optes por mí como yo opto por vos, seas quien seas. Me gusta que nos elijamos cada día, me gusta sentirme suelta...

Comments (2)

Lo más grandioso de tu búsqueda interminable es que la vas impregnando a tu alrededor aún sin intentarlo.
Me enseñaste a vivir el deseo y a dejarlo libre mientras ibas descubriendo tus propias respuestas. Y te debo todas mis sonrisas en consecuencia.
No es fácil encontrar el equilibrio, pero no es imposible. Y si hay alguien que siempre puede salir de los tropiezos con altura y una ganancia, sos vos.

Me gustaría tanto que sea así. Es una ardua batalla la de sobrevir con lo que se tiene y como se puede, intentando superar todo aquello que nos retiene a las cosas feas, a los sentimientos ídem disfrutando a pleno esos mojones que aparecen ante nosotros cada tanto, q no siempre apreciamos como tales.Es todo un ejercicio sin dudas y en ese sentido me visualizo siempre como una nómade espiritual.

Pero yo no creo haber influido tanto en vos y en quienes quiero o no era eso lo que pretendía. Cuanto mucho, el mérito q puede reconocérseme en ese sentido, es el de haberles prestado por un rato mis ojos para que vieran lo inmensos que son y cuánto de sí tienen aún por dar.