Ahora

Posted by Perra Latosa | Posted in | Posted on 21:31

3


Recientemente comprobé, en forma contundente, que no suelo proyectarme en forma demasiado remota.  Hoy estoy en condiciones de saber que fue algo que siempre me asustó porque las circunstancias me instaban, por distintas causas, a que viviera el ahora y que tuviera en cuenta que sólo podía proyectar sobre bases firmes. Hoy, mañana, pasado, un par de meses capaz. 

Remitiéndome a los recuerdos, en cada época vivida, he estado de alguna manera fuertemente asida al presente. No parece que fuera malo si tomamos en consideración que nadie puede tener certezas sobre el mañana y que cuando éste llegue, puede que no estemos ahí para disfrutarlo. Pero el ahora, del hoy, lo cambia todo.

Pues nunca tanto como en este ahora, sentí el peso del día a día. Y es lo que  me hace dudar muchas veces ante el fondo blanco y  el cursor titilante. La sensación que no puedo siquiera abstraerme de lo que hoy me rodea y elevarme por encima de la inmensa perplejidad en la que me siento estancada, ante las cosas buenas y malas que me suceden. 

Por momentos tengo la sensación que se me adelantó la película varios capítulos y yo sólo alcanzo a visualizar imágenes corriendo acelaradamente sin que logre comprender cabalmente el argumento desarrollado. El caso es que quien apretó el botón fuí yo y lo que era hoy es historia, o lo será en el futuro. Me pasó la vida o yo pasé por ella. No lo sé. Sólo que hoy estoy aquí varada sin saber qué sigue y sin entender lo sucedido.

Nuevamente aprendí que muchas presencias y cosas que hoy están, mañana puede que no. Algo que siempre tuve claro, pero que en algún momento necesité negociar a cambio de tener algo de proyección.  Y hoy me encuentro con que lo único que permanece intacto es el recuerdo de  aquéllas y sin embargo, también se borra o toma nuevos e ininteligibles significados. No recuerdo siquiera porqué estaba, y de lo poco que recuerdo, sólo una de ellas me enorgullece y  hace que valga la pena atravesar esta mierda.

Varias veces -y aún habiendo evaluado en casi todas ellas el riesgo de hartazgo, inclusive-  he planteado que no me aferro a las personas sino más a lo que ellas me dejan a su paso. Sin embargo y cada vez con mayor frecuencia, en ocasiones mi memoria no me asiste en forma perfecta y en otras, tomo conciencia que sólo veía una parte y de un certero e inesperado trompazo de realidad, terminé comprendiendo el todo.

La muerte orgánica, curiosamente, suele tener un efecto benéfico para con algunas personas, las preserva en imagen y espíritu y en muchos casos, ambos se magnifican o revalorizan. Pero cuando ésta  se da en simbólicamente y convivimos -o padecemos- al dead man walking que se resiste a ser enterrado, todos los buenos recuerdos no tienen la fuerza para contener el presente que los despedaza. Sólo para probar nuestra bonhomía  e intentar mantener las virtudes intactas ante tanta miseriable impiedad desplegada.

Ya no puedo modificar ni deshacer lo hecho, mucho menos lo hecho por otros,  ni quiero. Es lo que me  ha hecho lo que soy, con sus más y sus menos. Sólo puedo esperar que el presente en el que hoy estoy anclada ya no me traiga más noticias de un pasado que pretendía preservar intacto, y que comprobé que no podía hacerlo sin actuar en el ahora como una necia.

Día a día contemplo, no sin variarme por miles de emociones, que mucho de lo que me mantuvo se desvanece o simplemente no existió. Que fue una ilusión, de un presente de otro tiempo. Que hemos fracasado y hay que asumir la pérdida. Lo único que sigue en su lugar es mi intención de que todo resulte bien y que nada ni nadie me retenga en el aquí de este día. Necesito otra vez comprobar el adecuado funcionamiento de mis alas y despedirme del que hoy, es mi pasado. Esto también pasará y algún día llegará el misericordioso olvido.

Sólo puedo decir que volvería a a vivir todo -absolutamente todo- nuevamente, para que esa luz que justificó mi existencia y me llenó de una, hasta ese entonces, desconocida felicidad, volviera a brillar en el mundo como lo está haciendo desde que su reloj marcó su primer hoy y el recuerdo más indestructible de mi vida. Y para que otra vez, sí otra vez, sintiera sobre mí la bendición de tener la oportunidad de empezar todo de nuevo.

Comments (3)

Curioso. Algo agitò en mì este texto. A mì, que he vivido siempre "el futuro" de forma perentoria, sin cifrarme casi nunca en las bondades del presente. Oteando lo que vendrà para poder tropezarme a gusto con cuanta piedra haya.

Por eso celebro ese asirse al presente. Que es una certeza (una, la ùnica?) en el lodo de sombras en que vivimos.

El pasado nunca es una ilusión. Sí, puede que una estuviera un poco grogui al momento de vivirlo y se le pasaran por alto tres millones de verdades, pero lo que queda y nos hace es únicamente lo que pudimos percibir en el momento de vivirlo como un presente. Y es el mismo tipo de realidad que nos queda cuando desde un nuevo presente miramos al pasado con la cabeza torcida y el ceño fruncido sin entender una goma cómo pueden ser tan diferentes. Lo que queda para un futuro, próximo o lejano, es la combinación de ambas percepciones cuando las mareas bajan y todo cobra cierto sentido.
La vida está llena de nuevos comienzos, aunque no sea la visión más copada de la historia. Y siempre hay oportunidades para quien quiere tomarlas en conciencia de que nada es aislado y que siempre va a haber un nuevo "ahora" en que podemos cambiar de opinión. Tenemos derecho y está bueno aunque a veces nos sacuda toda la estantería. El futuro no es más que un montón de ahoras en que siempre volveremos a tener la opción de opinar y elegir. Y las tormentas en el medio, no son más que transiciones en que se hacen limpiezas profundas.
Ahora es el momento de volver a construir aunque sea temporada de terremotos. No se podrán montar paredes o techos, pero sin dudas podés elegir el terreno y considerar los nuevos cimientos. Baby steps, como siempre que empieza cualquier cosa. Y antes de que puedas darte cuenta del cómo o el cuándo, el pasado habrá vuelto a ser sólo un pasado y el presente un verdadero regalo. Sé que vos podés.
Te adoro.

No mi querida Doña Medialuna, no puedo asirme a este presente, sólo a algunos instantes del ahora que me dan la confianza que todo será para bien. Este es un presente de transición, en el que aún estoy inmersa en la crisis que tuvo por epicentro un cambio rotundo en mi modo de ver y sentir las cosas pero que estuvo precedida por mis ganas de recuperar el timón de mi vida. Es desde ese lugar y con la tranquilidad de haber hecho algo por ser felíz (¿a qué venimos pues?) que puedo decir que pese a todo, valió la pena.

Si leíste el post anterior y luego éste, podrás advertir que en este "ahora" me encuentro transitando una etapa en la que jamás me había figurado como protagonista. Me sostenía de los ayeres promisorios pero precarios para sustentar la felicidad y me entregaba al que creía un futuro cierto. Con una asumida resignación de que nada lograría conmover ese mundo en el que todo estaba y estaría en el mismo lugar.Y ya no está. De allí que la retrospectiva se presente como algo necesario: es hora de hacer la clausura definitiva y llevarme sólo la enseñanza de la experiencia vivida.

Connita, gracias por brindar claridad en estas horas del ahora. Sólo puedo agregar que comparto algunas certezas contigo.

Pasó el tiempo de la destrucción, sólo resta ordenar los escombros y tener la confianza y la fuerza, para superar la tormenta y volver a construir con bases sólidas. Lo bueno de todo esto es precisamente, aprender que siempre se puede volver a empezar y el sentirse y estar de estreno, nos obliga a hacer el intento de dar lo mejor nuestro para que esta vez resulte.

Se que cuando todo se aplaque y las cosas recuperen su cauce, algún día podré mirar hacia atrás sin extrañeza y proyectar el futuro junto a quienes amo. Ellos son y serán mis pilares. Uds. se cuentan entre ellos. Te adoro.