Fulgencia

Posted by Perra Latosa | Posted in | Posted on 21:07

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Don Fulgencio para quienes no saben o no lo recuerdan, es una magnífica creación de Lino Palacio.

 


“Don Fulgencio era un personaje entrañable, un niño con cuerpo de hombre, un gran tímido que no tardó mucho en ganarse el cariño de los lectores del diario. Mucho tiempo después, Palacio, en un reportaje, contaría que para esta creación se inspiró en un hombre que vendía la Biblia en la calle Bolívar. “Era tremendamente solemne, y, desde chico, he odiado a la gente solemne por sobre todas las cosas. En casa éramos alegres y no se nos había educado ceremoniosamente. Me dediqué a espiar a ese hombre. Y siempre estaba igual, profundamente serio. Me preguntaba si era por vender un libro tan serio como la Biblia. Un día, el hombre iba por una calle cuando vio una caja de fósforos tirada en el piso, miró para todos lados y le dio un puntapié. Entonces, entusiasmado, siempre mirando para todos lados y sin advertir que yo lo observaba, la siguió pateando a lo largo de la cuadra. Yo pensé: ‘pobre, ése nunca tuvo infancia’", explicaba el dibujante.·






Y la cosa va por ahí, a mí muchas veces me han dicho esto, que no tuve infancia. Pero sí la tuve, y pese a algunas responsabilidades que me han llegado tempranamente, he disfrutado mucho de ella.


Cuando uno es pequeño aún, no necesita demasiado para escapar de la tediosa rutina, cualquier elemento a mano es suficiente para mitigar la espera en un consultorio o dónde fuere. En mi caso, con tan solo un lápiz y un papel, podía estar entretenida por horas. Y ahora de adulta, he encontrado en estos espacios de intercambio a un símil.

La compañía siempre es necesaria pero no indispensable para pasarla bien. Pero lo que no puede faltar y no debe, es la imaginación, la capacidad de construir esos mundos y personajes y bucear en ellos. El único ausente con aviso debe de ser el pudor pues.

Las mascotas son de gran ayuda serán adversarios, o compañías del té u oficiaran de alumnos, por más que sólo tengan por meta chorearse el pastelito o el crayón para devorarlos.¬¬

Hoy en edad adulta, mi hija es quien me advierte que sigue habitando en mí una niña. Claro lo que antes era esperable, deseable en un infante, ahora sirve para ser empleado en mi contra a la hora de evaluar mi estado mental.

Porque eso ¿no? No puedo evitar adorar los juegos y en especial, los juguetes, y más allá de la satisfacción que me provoca regalarlos, siempre está el extra de imaginarme jugando con algunos de ellos o disfrutar viéndolos jugar. Lo mismo me pasa con los libros de cuentos infantiles (que aún devoro) las pinturitas, las témperas, los crayones…

Muchas tardes de entretenimiento durante la calcinante siesta chaqueña se las debo a la colección Robin Hood, al Tony (y a Pepe Sanchez especialmente), al piano de mi prima, a la laguna del pueblo.

A todo esto, ¿qué habrá sido de todas esas cosas que no las encuentro? ¿Dónde están esas revistas? ¿Y los miles y cientos de dibujos? La laguna sí sé, se llenó de camalotes y nunca más un niño pudo colgar un trapo de un árbol para zambullirse en ella desde allí. Hoy hasta hay un barrio construido en parte de ella. Tampoco está el Buggie, con el que jugábamos a los Angeles de Charlie, ni las escaleras caracol de mi tocaya donde hacíamos de los bailarines de la Carrá (ella por ser la dueña y ser la única rubia (!!) le tocaba siempre ¬¬), no están muchas cosas pero algo queda…


Continúo disfrutando de hacer bromas, de esconderme tras las puertas para darle un buen susto a algún desprevenido, de practicar eructos (nunca me salieron solos), de cantar, hacer pavadas (es poco serio decirle bailar a eso) o preguntando tonteras (como si a las vacas las guardan en un galpón por las noches ) y especialmente de reirme como estúpida cuando me llaman la atención. 

Incluso cuando quien lo hace es mi hija.=S


Bueno, al menos ya no juego al ring-raje ni manoteo los porteros eléctricos y mis vecinos pueden descansar tranquilos.=D

Y la verdad es que no quiero ceder en esto, quiero continuar con la madurez inacabada, imperfecta, así me valga un free pass al Moyano. Quiero atesorar todas esas cosas buenas y que tanto bien me hacen. El día en que pierda esta capacidad de conectarme con la niñez y especialmente, que pierda la ingenuidad, la inocencia para  mantener la mirada limpia y seguir creyendo en la gente,  las cosas y que esta vez puedo ganar a la hora de empezar todo de nuevo -sin importar las derrotas ni las pérdidas que cargue a cuestas-; prefiero estar muerta.


"A los hombres que no tuvieron infancia;
a quienes, habiéndola tenido, la conservan como un tesoro;
a quienes la perdieron y la añoran;
a quienes la han olvidado, para que la recuerden;
a quienes aman y admiran a los niños;
a quienes no los aman, con un reproche;
a los niños que quieren ser grandes, con el deseo de que no lleguen a serlo del todo;
a los millones y millones que quisieran volver a ser niños"

Lino Palacio

Espero hayan pasado un felíz día. ♥

Comments (3)

Me encantó!.
No te sientas mal por lo de Carrá. Yo era rubia y sin embargo sufrí muchísimo cuando no me dieron el papel de la niña Jane para la obra de Mary Poppins en la primaria. Me tuve que conformar con interpretar a una de las muñecas del cuarto de Jane.¬¬
Por suerte nunca se realizó la obra "Blancanieves". De seguro me daban el papel de uno de los enanos..
:Hug:

Hoy miraba a los chicos abrir sus regalos, tranquila porque yendo para la casa de mis viejos les dije, “sea lo que sea, pongan una sonrisa enorme, agradezcan y digan que les encanta” (siempre hay alguna tía que a Delfi, por ejemplo , que ya esta mas para esmalte negro y diario intimo, le regala un par de alitas y una varita mágica de hada).
El tema es que me acordé de un regalo que recibí para un día del niño, y hubo uno que me quedó marcado, yo era muy chiquita, 5 o 6 años, quizás menos, creo que una vez lo conté en el Patio….era un pato, un pato a pilas que caminaba y mientras graznaba, les debe haber costado un huevo a mis viejos………y a mí me daba terror, terror como me daban (y aun me dan los payasos), el pato andaba y yo me trepaba al lugar que tuviese más cerca…. Y mi hermana no perdía oportunidad de torturarme con el maldito pato del infierno…… pero un día me cansé, me hice valiente, tomé coraje, agarré al pato y lo estrellé contra una pared…..puré de pato. Y mis viejos no me retaron, creo que en ese momento, así, mínima como era, se dieron cuenta de que fibra estaba hecha (o iba a estar hecha)….. me gusta acordarme de eso de vez en cuando……….

Y soy Laura, que aun no recuerda su contraseña =P

Grax Sole! ^.^ Me alegra que lo hayas disfrutado y que te hayas animado a compartir una historia (me reí mucho y me dió mucha ternura! :hug:)

Pero pensalo, es más digno hacer de muñeca que de muñeco...¬¬ (btw: los bailarines de la Carrá vienen siendo los precursores de los "Carlitos Bala" de "Todo x 2$" :LOL:)

Lau me hiciste acordar a mi tía, que se empeñaba -en vano- a que mis primos le dijeran "servilleta" al "trapo". Tanto se los remarcó ante una visita que recibirían de una conocida que uno de mis primos, en medio de la mesa y notablemente apremiado por complacerla, le dijo: "¿Má me pasás...?....cri cri...."¿Cómo era que le teníamos que decir al trapo?" jajajaja

Y eso que no habías visto aún It...O.O